jueves, diciembre 14, 2006

MANIFESTACIONES POR LA MUERTE DEL DICTADOR
La verdadera tristeza que debiera estar en cada uno de los chilenos y chilenas es la conducta que hemos visto tanto de los partidarios como los detractores de Pinochet, pues ello refleja y es producto de la existencia de más de una interpretación a las violaciones de los Derechos Humanos cometidas en el régimen de Pinochet. Un país reconciliado donde los que cometieron los crímenes fueron juzgados no habría tenido como telón de la muerte de Pinochet las manifestaciones de uno y otro bando como las que presenciamos.

Si bien es aceptable que existan interpretaciones varias con respecto al pronunciamiento militar como lo llaman los partidarios y el golpe de Estado como lo llamamos los opositores lo que no es posible en una sociedad moderna es avalar o justificar la persecución, la muerte, la desaparición, la tortura por parte de quienes deben velar por el bien de cada una de las personas y ciudadanos de la patria. Ahí solo cabe una interpretación y los países donde la sociedad comparte una sola visión son aquellos que podrán llamarse con toda autoridad, MODERNOS.

La alegría expresada por los detractores de Pinochet debería haber sido expresada en el marco de un fallo condenatorio por los crímenes y el enriquecimiento ilícito que cometió detentando el poder absoluto producto de la peor traición que puede cometer un militar al desatender la obediencia que le debe a la constitución de su patria; y la furia de los partidarios de Pinochet debería ser motivada por la vergüenza que provoca que el líder que admiran y veneran haya cometido dichos excesos.

El telón de las manifestaciones a favor o en contra, entendidas como una sociedad que se encuentra divida al momento de evaluar las violaciones a los derechos humanos con una misma visión de intolerancia obsoluta es el costo más alto que debemos pagar por haber pactado una salida democrática como lo fue la expresada el 5 de octubre de 1988 y haber iniciado una transición llena de símbolos vivos del régimen autoritario como es la vigencia de la constitución de 1980 que significo la permanencia de Pinochet en el cargo de Comandante en Jefe del Ejercito y su posterior senaduría vitalicia, a la que renuncio por mantener la coherencia con el argumento de las enfermedades mentales esgrimido en tribunales de justicia para conseguir su impunidad.

En la concertación debemos asumir nuestra parte de responsabilidad política por haber contribuido a desarrollar una sociedad con una mentalidad ambigua frente a la violación de los derechos fundamentales de las personas radicando nuestros mayores esfuerzos en desplegar instrumentos de participación con poder real de decisión y así contribuir a anclar definitivamente los principios y valores de una sociedad democrática.

Mientras mas profunda es la participación ciudadana en la toma de decisión, menos espacio queda para interpretaciones ambiguas frente a los principios de la vida, la libertad y la probidad.

1 comentario:

puebloppd dijo...

Saludos Leopoldo,
Desde Santiago contaminado...
Un abrazo alegre, fraterno y rebelde
Valeria.