sábado, septiembre 25, 2010

SERGREGACIÓN URBANA Y UN PAN REGULADOR QUE LA AGUDIZA: los pobres a un rincón y los ricos y poderosos en el centro de las oportunidades.

Puerto Montt se ha convertido en una ciudad segregadora, donde los que tienen más recursos acceden a los mejores lugares dentro de la ciudad y los más pobres son llevados a la periferia, como ha sido el caso de 60 mil personas que hoy viven en Alerce.

Es importante entender la ciudad como un espacio que genera oportunidades y hoy esas oportunidades son mejor aprovechada por quienes tienen poder y dinero, el plan regulador que no contó con mi voto para ser aprobado, agudiza esta visión segregadora.

Cuando privilegiamos la instalación de un supermercado por sobre una feria lo que estamos contribuyendo desde la planificación urbana es que el dinero se vaya a los bolsillos de quienes tienen acciones en la bolsa de esos supermercados en vez de privilegiar los bolsillos de pequeños productores y comerciantes que dan vida a las ferias, que tienen la virtud de vender productos sanos y naturales por sobre los industrializados, que venden al contado y no utilizan la mercadería diaria como un objeto de crédito y endeudamiento, y que generan mucho más empleo que un supermercado.

Con esa visión de ciudad es que he impulsado un trabajo en el campamento Las Camelias, donde viven más de 300 familias y que representadas por su directiva llevaron al concejo municipal, en audiencia pública el mes de noviembre del 2009, su propuesta de radicación como una forma de terminar con un campamento que tiene más de 25 años de historia. Construir las viviendas definitivas en el mismo lugar que hoy viven irregularmente permitiría mejorar el entorno, terminar con los cortes de luz que afectan a los vecinos de las poblaciones colindantes y asegurar una vida más digna y con más oportunidades de empleo y acceso a servicio públicos de salud y educación entre otros.

La política municipal ha sido de un constante hostigamiento, acompañada de la vulneración de derechos ciudadanos al no respondérseles su propuesta en los plazos establecidos legalmente, más de 4 meses tuvieron que esperar por una respuesta cuando la ley establece 30 días, respuesta que finalmente fue negativa con un argumento errado y rectificado por los concejales de la comuna que aprobaron la radicación del campamento en sesión auto convocada y a la que el Alcalde no asistió. Pero la administración encabezada por el Alcalde Quinteros atacó nuevamente las pretensiones de quiénes menos tiene en nuestra sociedad y propuso la construcción de un campo deportivo, sumando el natural apoyo de quienes viven alrededor del campamento, pero alimentando una peligrosa forma de conflicto entre los vecinos. Luego vino la propuesta de una consulta ciudadana para determinar entre la radicación y la construcción de un campo deportivo, instrumentalizando así la participación ciudadana para una política inaceptable de segregación.

El 28 de septiembre se cumple el plazo de 60 días autoimpuesto por el Alcalde Quinteros para presentar una solución definitiva, respuesta que también esperan los vecinos del campamento y el gobierno que ha preferido depositar en el Alcalde la solución, abandonando una oportunidad histórica para haber materializado una solución desde la visión que ha planteado el intendente Montes al hacer un análisis crítico de la política urbanística de Alerce.

Esperemos que esta vez el Alcalde Quinteros cumpla con el plazo que él mismo se autoimpuso en reunión con el sector de Mirasol el día 28 de Julio y presente a la opinión pública su solución construida entre 4 paredes, o al menos no consultada con quienes viven a diario en la desesperanza de un campamento abandonado y lejos de la mejoras de una ciudad que se dice navegar al futuro.