sábado, octubre 06, 2007

EQUIDAD DEL CONOCIMIENTO:
UN PASO PARA LA EQUIDAD EN LA DISTRIBUCIÓN DE LA RIQUEZA


La discusión sobre la equidad puede darse desde distintas visiones, una es la económica, que ha hegemonizado la discusión. Sin embargo, una de las probables causas de la inequidad en la distribución de la riqueza se da por una inequidad en el valor que le otorgamos como sociedad a los tipos de conocimiento.

Un ejemplo reciente se ha dado en la discusión del salario mínimo, hace algunos meses, y a propósito de la discusión parlamentaria para fijarlo, la Central Unitaria de Trabajadores, CUT, propuso la cifra de 160 mil pesos como ingreso mínimo, con alzas escalonadas en un periodo de 4 años y así congelar la discusión por ese periodo, sin embargo, la propuesta de la CUT no fue acogida por el mundo político. Meses después, y habiendo propuestas de parlamentarios como el Senador Longueira, de aumentarlo a 206 mil pesos, la Iglesia puso en el tapete público la necesidad de un salario ético equivalente a 210 mil pesos, cifra bastante superior a la propuesta por la CUT.

La reacción del mundo político fue cerrar fila en torno a lo expresado por la Iglesia en la materia, ¿Por qué razón se escucha a La Iglesia y no a la CUT y al Senador Longueira?. La respuesta especifica será materia de una discusión similar a la del salario mínimo o aún mayor. Pero principalmente se puede decir que a la mayoría del mundo político le parece más valida una opinión de La Iglesia que la de los demás actores que interviniero con anterioridad en el debate con sus propuesta, que en cifras, son menores.

La puesta en valor del conocimiento de unos u otros es un debate que debemos dar necesariamente para proponer instrumentos que permitan fortalecer la democracia, donde unos de sus principales pilares, es que sus ciudadanos se sientan realmente representados con las acciones de un gobierno a través de la inversión de los recursos públicos, patrimonio de todos y todas que tenemos derecho de plantear en qué y cómo invertir.

Así aparecen los presupuestos o planificación participativa, donde la ciudadanía tenga los espacios de participación, con poder real de decisión, para que los recursos públicos se inviertan de acuerdo a las visiones y necesidades planteadas por una mayoría ciudadana y no sólo con la visión de unos pocos técnicos, profesionales y políticos que finalmente toman la decisión.

Desde la recuperación de la democracia, aquel histórico 5 de octubre, la concertación de Partido por la Democracia ha hecho grandes esfuerzos por democratizar las instituciones, sin embargo el resultado es mezquino, producto, en parte, de los obstáculos en los mecanismos en que se eligen diputados y sobre todo senadores. Pero convengamos que hemos sido poco audaces en la búsqueda de nuevos espacios de participación y democratización de nuestras instituciones, los municipios son un espacio fértil para la implementación de políticas democratizadoras, como por ejemplo los presupuestos participativos, donde el otro ciudadano realmente tenga la posibilidad de poner en valor su conocimiento sobre los problemas que vive cotidianamente en su barrio y ciudad. Sólo así estaremos contribuyendo a una democracia valorada por todos, la cual, hoy, en un 40% no distingue diferencia entre un gobierno democrático y uno autoritario.

Esperemos que en un próximo 5 de octubre hayan más espacios de participación donde la puesta en valor del otro contribuya a una mayor equidad social que dará pasos a una mejor distribución de la riqueza.

LEOPOLDO PINEDA HERRERA
DIRECTIVA NACIONAL DEL PARTIDO POR LA DEMOCRACIA Y
MIEMBRO DE LA COMISIÓN ELECTORAL NACIONAL PPD